Como ya escribí la semana pasada, ha habido (y de hecho sigue habiendo) mucha propaganda e información manipulada sobre lo que pasa en aquella central nuclear, por lo que me gustaría hacer una recapitulación de lo que pasó aquél 11 de marzo, en los primeros instantes tras el terremoto.
Cuando el terremoto se sintió en la central nuclear, todos los sistemas de seguridad entraron en acción, y las barras de control de la reacción se insertaron en el núcleo en cuestión de segundos. Esta acción empezó a reducir la actividad en el reactor, pero obviamente, se tarda semanas en pararlo por completo, por lo que se sigue necesitando una fuente de refrigeración, y esta, electricidad.
A causa del terremoto de 9 grados en la escala de Richter, las conexiones eléctricas a la central quedaron destrozadas y los generadores de energía de la planta se pusieron en marcha automáticamente para suministrar energía al sistema de refrigeración y mantener así, la actividad del reactor controlada. Todo había funcionado perfectamente en los primeros minutos, todo estaba controlado y parecía que la cosa quedaría ahí.
Pero no fue así, y que apenas un cuarto de hora después de el terremoto, llegó el tsunami, que arrasó los edificios que albergaban los generadores diesel que proporcionaban la energía al sistema de refrigeración, dejando de nuevo a la central sin electricidad. En este momento, la fuente de energía volvió a cambiar, pasando esta vez, a las baterías de emergencia. Estas enormes baterías son capaces de mantener el núcleo refrigerado durante ocho horas, tal y como hicieron, dando tiempo a buscar una fuente de energía alternativa: los generadores diesel móviles.
Estos generadores móviles, llegaron a tiempo al complejo electronuclear, para suministrarle energía otra vez, recargando las baterías y manteniendo el núcleo refrigerado. Aquí es cuando realmente, falla, pero que bien, todo el tinglado montado: el cable no encaja; haciendo imposible todo suministro de energía al sistema de refrigeración.
Una vez pasadas las ocho horas, las baterías se agotaron y la central se quedó sin suministro energético y a partir de aquí, se empezó a especular con fusiones del núcleo, escapes radiactivos... pero eso ya será para el siguiente capítulo.
Este inaceptable fallo humano, derivado de una falta de previsión que llega a límites insospechados, ha causado unas increíbles pérdidas económicas; aunque estas pérdidas no son nada comparadas con la hipoteca medioambiental a la que han condenado a toda la zona y a generaciones y generaciones de japoneses.
Fuente: http://www.cienciakanija.com/
Cuando el terremoto se sintió en la central nuclear, todos los sistemas de seguridad entraron en acción, y las barras de control de la reacción se insertaron en el núcleo en cuestión de segundos. Esta acción empezó a reducir la actividad en el reactor, pero obviamente, se tarda semanas en pararlo por completo, por lo que se sigue necesitando una fuente de refrigeración, y esta, electricidad.
A causa del terremoto de 9 grados en la escala de Richter, las conexiones eléctricas a la central quedaron destrozadas y los generadores de energía de la planta se pusieron en marcha automáticamente para suministrar energía al sistema de refrigeración y mantener así, la actividad del reactor controlada. Todo había funcionado perfectamente en los primeros minutos, todo estaba controlado y parecía que la cosa quedaría ahí.
Pero no fue así, y que apenas un cuarto de hora después de el terremoto, llegó el tsunami, que arrasó los edificios que albergaban los generadores diesel que proporcionaban la energía al sistema de refrigeración, dejando de nuevo a la central sin electricidad. En este momento, la fuente de energía volvió a cambiar, pasando esta vez, a las baterías de emergencia. Estas enormes baterías son capaces de mantener el núcleo refrigerado durante ocho horas, tal y como hicieron, dando tiempo a buscar una fuente de energía alternativa: los generadores diesel móviles.
Estos generadores móviles, llegaron a tiempo al complejo electronuclear, para suministrarle energía otra vez, recargando las baterías y manteniendo el núcleo refrigerado. Aquí es cuando realmente, falla, pero que bien, todo el tinglado montado: el cable no encaja; haciendo imposible todo suministro de energía al sistema de refrigeración.
Una vez pasadas las ocho horas, las baterías se agotaron y la central se quedó sin suministro energético y a partir de aquí, se empezó a especular con fusiones del núcleo, escapes radiactivos... pero eso ya será para el siguiente capítulo.
Este inaceptable fallo humano, derivado de una falta de previsión que llega a límites insospechados, ha causado unas increíbles pérdidas económicas; aunque estas pérdidas no son nada comparadas con la hipoteca medioambiental a la que han condenado a toda la zona y a generaciones y generaciones de japoneses.
Fuente: http://www.cienciakanija.com/
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