lunes, 4 de abril de 2011

¡No al mal menor!

En esta época de crisis, “era el mal menor” se ha convertido en una frase bastante más que popular. Esta aceptación se está convirtiendo en algo más que preocupante.

Durante el último siglo y medio, la clase obrera ha luchado incesantemente por sus derechos, consiguiendo el ahora tan discutido estado de bienestar entre otras muchas cosas, las que por cierto, nos están quitando poco a poco, muchas veces sin apenas enterarnos o simplemente, aceptándolo.

Recuerdo una discusión en particular, al día siguiente del último recorte a nuestras futuras pensiones, en la que un delegado sindical de CCOO, uno de los firmantes del pacto, aceptaba el recorte en sus derechos sin rechistar, renunciando a una conquista que costó mucho a trabajadores hace años. Por eso, reflexioné sobre si aparte de no poder permitir que nos quiten lo que es nuestro por principios, también teníamos que luchar contra esa reforma por responsabilidad con aquellos que en algún momento lucharon por ello, dando a veces, su vida para ello.

Tenemos que entender que si estamos en la situación económica en la que estamos, no es culpa de nosotros, de la supuesta “clase media” que los políticos nos vendieron durante los años de boom económico, en los que los empresarios se llenaban los bolsillos a costa de nuestro trabajo. Por supuesto, nosotros estábamos contentos con esa situación ya que nuestro nivel de vida subía poco a poco. La única razón de nuestra situación actual es la avaricia de los jefazos que en plena crisis, siguen comprando el Mercedes nuevo cada año mientras recortan plantilla porque no hay beneficios.

No podemos aceptar el mal menor, porque el mal menor no existe. El mal menor es un mal, algo que no nos conviene y que no podemos asumir, ya que allanamos el terreno para la próxima puñalada, que seguro, será más fuerte.

¿Estaremos dispuestos a recibir esa puñalada?

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