Nuestro sistema democrático se basa en esta estupenda ley, con las consecuencias que ello supone. Gracias a ella, el bipartidismo es fomentado de una manera increíble, convirtiendo a los partidos mayoritarios en cada vez más mayoritarios y condenando a los pequeños a desaparecer.
Desgraciadamente, este sistema no es exclusivo de nuestro país, sino que se utiliza en muchos otros países como Argentina, Bélgica, Francia, Japón, Turquía... Consiste en hacer divisiones de los votos (V) que recibe cada partido de forma progresiva, es decir V/1, V/2, V/3, V/4... Se sigue dividiendo tantas veces como sea necesario y se cogen los números más grandes a la hora de repartir los escaños del congreso.
En la tabla de abajo (click para ampliar) vemos cómo se discrimina a los partidos con menos votos, suponiendo que los escaños a repartir son 21, indicando entre corchetes ([]) el orden de la secuencia.
En el estado español, según las últimas elecciones, los votos necesarios (aproximadamente) para lograr un escaño en cada partido quedarían así: PSOE 65.000, PP 66.000, UPyD 300.000 e IU 480.000.
No es justo que, para obtener un escaño, unos necesiten casi medio millón de votos, mientras que a otros les vale con apenas 65.000. Esta ley fomenta unas elecciones bipartidistas dando opción al votante a que piense, que si su voto va destinado a otros partidos que no sean PSOE o PP, su voto no valdrá prácticamente para nada, dándole lugar a escoger una de las dos opciones mayoritarias, ya que con esta ley, ni IU ni UPyD podrán optar a más. Esta es la razón del famoso “voto útil” de las últimas elecciones generales de 2008.
En noviembre de 2010, IU llevó al congreso una propuesta para eliminar esta ley, y que las elecciones fuesen democráticas de verdad por primera vez en nuestra historia, recordando que el Tribunal Constitucional ya rechazó esta ley a la hora de elegir a los senadores autonómicos.
Intentaron defender algo tan simple como 1 persona = 1 voto.
No se ha vuelto a hablar de esta propuesta.
Desgraciadamente, este sistema no es exclusivo de nuestro país, sino que se utiliza en muchos otros países como Argentina, Bélgica, Francia, Japón, Turquía... Consiste en hacer divisiones de los votos (V) que recibe cada partido de forma progresiva, es decir V/1, V/2, V/3, V/4... Se sigue dividiendo tantas veces como sea necesario y se cogen los números más grandes a la hora de repartir los escaños del congreso.
En la tabla de abajo (click para ampliar) vemos cómo se discrimina a los partidos con menos votos, suponiendo que los escaños a repartir son 21, indicando entre corchetes ([]) el orden de la secuencia.
En el estado español, según las últimas elecciones, los votos necesarios (aproximadamente) para lograr un escaño en cada partido quedarían así: PSOE 65.000, PP 66.000, UPyD 300.000 e IU 480.000.
No es justo que, para obtener un escaño, unos necesiten casi medio millón de votos, mientras que a otros les vale con apenas 65.000. Esta ley fomenta unas elecciones bipartidistas dando opción al votante a que piense, que si su voto va destinado a otros partidos que no sean PSOE o PP, su voto no valdrá prácticamente para nada, dándole lugar a escoger una de las dos opciones mayoritarias, ya que con esta ley, ni IU ni UPyD podrán optar a más. Esta es la razón del famoso “voto útil” de las últimas elecciones generales de 2008.
En noviembre de 2010, IU llevó al congreso una propuesta para eliminar esta ley, y que las elecciones fuesen democráticas de verdad por primera vez en nuestra historia, recordando que el Tribunal Constitucional ya rechazó esta ley a la hora de elegir a los senadores autonómicos.
Intentaron defender algo tan simple como 1 persona = 1 voto.
No se ha vuelto a hablar de esta propuesta.
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